La Sábana Santa (I)
Resumo la historia conocida de la Sábana Santa y muestro por qué los intentos de relacionarla con la imagen de Edesa no tienen ninguna base.
Este artículo es parte de una serie de artículos contra el cristianismo, que podréis encontrar organizados aquí:
En los últimos artículos me he dedicado a refutar la resurrección como argumento a favor del cristianismo, pero este no es el único que los cristianos aducen para justificar sus creencias, sino que hay al menos otros cinco que se llevarán mi respuesta: las profecías que supuestamente Jesús habría cumplido, otras profecías del Antiguo Testamento supuestamente cumplidas, los milagros eucarísticos, las apariciones marianas, y el que nos ocupa hoy, la Sábana Santa. En caso de que alguien tenga otro en mente, estaré encantado de responderlo también.
La sábana santa no es más que una imagen de un hombre sobre una tela de lino, ¿por qué debería importarnos? Porque una gran parte de los cristianos, y especialmente entre los católicos, aseguran no solo que la imagen la dejó impresa el verdadero Jesús desde la tumba, sino que esto lo hizo de forma milagrosa y que pueden probarlo.
Tal es el entusiasmo por esta reliquia que ha creado su propia disciplina pseudocientífica, la de la sindonología, con millares de “investigadores” en todos los países intentando probar justamente ese origen milagroso, y junto a ellos unos cuantos investigadores serios haciendo un trabajo más imparcial. Esto es algo positivo, porque nos da mucho más material con el que jugar que el que nos dio la resurrección o el que nos darán los demás milagros de los que hablaré. No tendremos que conformarnos con unos cuantos testimonios o libros de origen incierto, sino que dispondremos de análisis químicos y radiométricos que aclararán muchas cuestiones.
En un posterior artículo trataré esos análisis llevados a cabo sobre la Sábana, pero antes de ello es conveniente explicar su historia, ya que de ella podremos sacar la hipótesis que defenderé en el siguiente artículo y ofrecer para ella pruebas contundentes.
El memorándum D’arcis
Lamentablemente para sus defensores, las menciones más antiguas que encontramos sobre la Sábana Santa no se remontan al siglo I, sino al siglo XIV, y en concreto al año 1389. De ese año data el conocido como memorándum d’Arcis1, una carta que Pierre d'Arcis, obispo de Troyes, envió en 1389 al papa Clemente VII2.
En esta carta, d’Arcis nos habla de un lienzo pintado con la figura de un hombre por ambos lados, que el Deán de Lirey intenta hacer pasar por la sábana que envolvió a Jesús en el sepulcro. El lienzo al que se refiere es la Sábana Santa, no existen dudas al respecto.
Sobre este objeto, dice que su predecesor en el puesto de obispo, Henri de Poitiers, llevó a cabo una investigación al respecto y encontró al autor de la obra, que le habría confesado la falsificación y explicado cómo lo hizo3. Ambos habrían puesto en marcha este engaño con el lucro como móvil, ya que el deán buscaba la ganancia atrayendo a peregrinos que quisieran ver la reliquia.
Tras ser descubiertos, d'Arcis nos dice que mantuvieron la Sábana Santa oculta durante unos 34 años, y es cuando deciden volver a sacarla que el obispo le envía esta carta al papa pidiéndole que actúe. Nuestra historia concluye con el papa siendo convencido por los argumentos de d'Arcis y dictaminando que puede seguir enseñándose la obra a los visitantes, pero que no debe tratarse como una reliquia y que debe decirse claramente a los visitantes que lo que ven no es la verdadera sábana que cubrió a Jesús, sino solo una representación4.
Con un documento tan contundente ¿qué alternativas les quedan a los defensores de la Sábana Santa? La primera podría ser alegar que el mismo memorándum es el que es falso, que fuese alguna invención moderna para desacreditar la reliquia, tal vez obra de Chevalier, el sacerdote católico que lo sacó a la luz en su campaña contra ella. Esta hipótesis es derrumbada por la evidencia, ya que no solo tenemos la respuesta del Papa, sino que disponemos de un índice del archivo de la diócesis de Troyes de 1519 que lista entre sus posesiones las dos copias de las que disponemos hoy de dicho documento, y ambos tienen una marca identificativa que coincide con la del índice5.
Otra opción sería que estuviera en un error, que no se enterase bien de los acontecimientos y los malinterpretase o le llegasen ya deformados, pero no tenemos que pensar eso cuando estamos hablando de alguien que convivía con testigos directos de los hechos, no de alguien que tuviese que guiarse por leyendas6. La alternativa restante es que estuviera mintiendo, lo que siempre es posible, por supuesto, pero no parece haber muchos motivos para pensar que es así.
Cuando uno lee intentos de desmentir este documento, parece que hay que esforzarse demasiado para encontrar algo coherente. Tomemos el ejemplo de Jorge Manuel Rodríguez, presidente del Centro Español de Sindonología. A veces resulta algo esforzado seguir sus argumentos porque no suele citar sus fuentes, y es preceptivo revisarlas porque pocas veces las cita sin manipularlas, pero debido a su influencia en nuestro país, me parece bueno tratar su obra en específico.
La respuesta de Jorge Manuel Rodríguez7
Parece sugerir como motivación espuria una rivalidad de naturaleza política, pero es incapaz de dar un origen a esta rivalidad que no sea la propia Sábana Santa, y no es que hubiera un prejuicio contra las reliquias por parte del obispo, ya que ya entonces era algo muy presente en la vida católica y en concreto en esa diócesis8. ¿Cómo puede ser una motivación espuria aquella que surge justamente de la motivación que se alega explícitamente?
Tras la motivación, intenta poner en cuestión algunos hechos mencionados por el memorándum para poner en cuestión su credibilidad. Primero, niega que sea cierto que el Deán adquiriese el lienzo “movido por la avaricia”, y afirma que fue Godofredo I, el hombre que financió la fundación de la colegiata en la que se encontraba la obra, el que lo hizo, basándose en tres fuentes: las afirmaciones de la hija y del nieto de Godofredo, y un escrito de canónigos de Lirey del siglo XVI. Asumiendo que la hija y el nieto de Godofredo dijeran la verdad (no veo que valor hay en el texto del siglo XVI), ¿qué contradicción hay? ¿no podría Godofredo, siendo el que financió la construcción de la colegiata, haber financiado para el deán también la falsificación de una reliquia para que esta ganase prestigio y visitantes? Y si la pregunta es por qué d’Arcis no lo menciona, la respuesta la da el propio Jorge Manuel Rodríguez en la página siguiente cuando intenta argumentar que la reliquia pudo haberla donado realmente la mujer de Godofredo, pero que se diría que la donó Godofredo porque “Atribuyendo (falsamente) la propiedad al héroe Godofredo I nadie pondría en duda la procedencia del Sudario; ni siquiera Pierre d´Arcis osó atribuir el fraude a la familia Charny y se amparó en la acusación al deán.”.
El siguiente hecho que pretende contradecir es que se prohibiese la exhibición de la obra 34 años antes del memorándum, que es de 1389, ya que dice que la colegiata no se debió fundar hasta 1356 porque en mayo ese año Godofredo recibe una felicitación por carta por haberla fundado. El problema es que sabemos por los registros de los gastos de mantenimiento de la Iglesia que la fundación ocurrió el 20 de junio de 13539.
El tercer hecho que niega son las multitudes de peregrinos que habrían llegado según el memorándum. Para eso saca varios argumentos, siendo el primero la falta de tiempo para que eso ocurriese. Teniendo en cuenta que esos 34 años que menciona d'Arcis pueden llevarnos hasta el 23 de abril de 1356, debido a la peculiaridad de que el calendario francés de aquella época comenzaba cada nuevo año en pascua, eso nos deja casi 3 años para que se organicen las peregrinaciones, y eso sin contar con que se diera a conocer la Sábana Santa antes, ¿Es poco tiempo para que se organicen peregrinaciones? tal vez, pero tampoco parece algo inverosímil. El segundo argumento es que las peregrinaciones habrían sido dificultadas por saqueos ocurridos en 1357 en el contexto de la guerra de los 100 años ¡cuando estamos diciendo que se interrumpieron el año anterior! Y el tercero es que tenemos pruebas de que dichas peregrinaciones existieron (¡!), como un medallón conmemorativo de ellas, pero como son pocas pruebas las peregrinaciones debieron ser pequeñas ¡Pero como pretende decir que d’Arcis mentía por contradecirle en una valoración tan subjetiva como si las peregrinaciones son pequeñas o grandes, y sobre una base tan especulativa como esa!
Finalmente, creyendo haber quitado credibilidad al memorándum, dice que miente con respecto a las investigaciones del anterior obispo por esa animadversión que no ha sabido explicar de donde viene si no es, justamente, por los resultados de dicha investigación. Se apoya para ello en tres argumentos:
Que si hubiera descubierto mala fe, Henri de Poitiers no se habría conformado con acabar con el fraude, sino que habría procedido contra el Deán. ¿Pero por qué asume esto? ¿qué referencias tiene de la dureza disciplinaria de Poitiers? ¿acaso no podría haber tenido una amistad con el Deán, o un miedo a Godofredo que le llevase a querer tan solo limitar daños? Incluso en nuestros días, la costumbre en la Iglesia Católica en cuestiones mucho más graves, como son los abusos sexuales a menores, ha sido encubrir a los responsables y a lo sumo reubicarlos ¿por qué no podría seguirse una línea igual de laxa en la diócesis de Troyes en el siglo XIV? ¿qué datos tiene para afirmar lo contrario?
Que si fuera así se hubiera opuesto a que Margarita de Poitiers, su sobrina, se casase con Godofredo II, siendo que la familia Charny es la que se habría encargado de ocultar la reliquia. ¿¡Pero qué influencia podría tener en una boda que se dio después de su muerte!? Incluso aunque asumiéramos que eso implica una buena relación entre las familias que podría remontarse a cuando estaba vivo ¿acaso eso no sería una respuesta al punto 1?
Que dicha ocultación era algo público, ya que Juana se de Vergy se llevó la Sábana Santa al Castillo de Montfort y ahí lo enseñaba a los fieles una vez al año, ¡pero está hablando de algo que ocurrió décadas después de la muerte de Henri! Y en cualquier caso ¿qué relevancia tiene? ¿no había dicho el propio Jorge Manuel que la familia Charny era demasiado importante como para que se atrevieran a ir contra ella directamente.
Y en cualquier caso, si no hubiese encontrado que la Sábana Santa era falsa, ¿por qué habría prohibido que se enseñase? Porque eso es algo que el propio Jorge Manuel reconoce, y bien hace porque tenemos confirmación independiente de que ocurrió así10. Dice que podría molestarle que la gente entendiese que la Iglesia apoyaba la veracidad de dicha reliquia, pero esa no era una actitud que se mostrase desde la Iglesia con las muchas otras reliquias que también mostraban a los fieles, a menos que tuvieran un buen motivo11
Para redondear el desastre, Jorge Manuel añade unas cuantas mentiras y manipulaciones con las que pretende reforzar su caso. Dice que poco después de prohibir que se tome a la Sábana Santa como reliquia y de ordenar que siempre que se exhiba se especifique que no es real, tuvo un cambio de opinión (primera mentira). Para esto se apoya en dos documentos que dice que Chevalier, el sacerdote que a comienzos del siglo XX desveló lo que os estoy contando y demostró la falsedad de la síndone, no menciona, lo cuál es radicalmente falso porque es justamente él el que publicó los textos a los que se refiere: Una segunda bula que “corrige” a la anterior, y una indulgencia a los que visiten la Iglesia de Lirey en la que dice que está la “la Síndone, con las huellas de Nuestro Señor Jesucristo”
En el primer caso es cierto en que, poco después de la primera bula en respuesta al memorandum, tenemos otra muy similar sobre el mismo tema que introduce pequeños cambios. El caso es que si Jorge Manuel Rodríguez la califica simplemente como “una modificación de la Bula de enero”, dando a entender por el contexto que lo que hace esta bula es eliminar esa afirmación de la falsedad del sudario, cuando la realidad es que la repite íntegramente12.
El segundo caso es simplemente falso. Es cierto que dicha indulgencia existe, Chevalier publicó su texto original13, pero es falso que en ella diga que la síndone contiene las huellas de Jesús. La frase que usa es "figura seu representacio sudarii Domini nostri Jhesu Xristi", es decir, una representación del sudario de Jesús, no el real14. La cita de Jorge Manuel, que no se de donde habrá sacado, simplemente no está ahí.
Conclusiones del memorándum
Lo dicho por Pierre d’Arcis, de ser cierto, es completamente concluyente. Estamos hablando de una investigación que concluiría con la confesión del autor del delito, que además probaría que fue él el autor no solo mediante su palabra, sino enseñando su método. Si creemos que esto ocurrió de verdad, la falsedad de la Sábana Santa es casi segura.
El único modo de mantener al menos una duda razonable sería poner en cuestión las palabra de d’Arcis, pero nadie ha presentado unos argumentos medio convincentes sobre por qué deberíamos hacerlo. Aún así, si he logrado transmitiros algo de lo que considero que es mi sano escepticismo, esta falta de una refutación no hará que desaparezca del todo la duda sobre lo que es, al fin y al cabo, la palabra de un hombre.
Con todo, esto nos deja una hipótesis clara que podemos poner a prueba: que la Sábana Santa es una falsificación creada en las inmediaciones del año 1350, con el objetivo de atraer visitas a una nueva Iglesia francesa. Esa es la hipótesis que defenderé en el siguiente artículo, donde veremos que toda duda al respecto desaparece.
El Mandylion
Independientemente de la credibilidad que le diésemos a Pierre d’Arcis, el hecho de que ese sea el comienzo de nuestro registro histórico sobre la Sábana Santa, ya en el siglo XIV, es por si solo un argumento de peso contra su autenticidad. Extender su historia hacia el pasado no solo sería algo útil para refutar que la Síndone sea una falsificación medieval, sino que es necesario para que sea creíble la idea de que realmente sea una reliquia que se remonte a Jesucristo. Sabedores de esto, sus defensores han intentado verla en otras reliquias anteriores, siendo el intento más famoso el de Ian Wilson en 197815 de identificarla con la imagen de Edesa, que se ha convertido en la hipótesis más defendida y prácticamente la versión oficial del Centro Español de Sindonología, por lo que vale la pena prestarle especial atención.
Nuestras primeras referencias de la imagen de Edesa, llamada también Mandylion, aparecen mencionadas por primera vez en el contexto de la leyenda de la interacción entre Jesús y el rey Abgaro de Edesa. De acuerdo con esta leyenda, Abgaro se habría convertido al cristianismo y habría pedido ayuda a Jesús para curarse de una enfermedad, prometiendo este mediante una carta de su puño y letra que le ayudaría con ella, promesa que cumpliría después de la resurrección al mandar al apostol Tadeo a Edesa a curar al rey y evangelizar a su pueblo16.
En un inicio no hay mención de imagen alguna en la leyenda de Abgaro, pero esta se añade posteriormente. El documento más antiguo que añade la imagen a esta leyenda es el conocido como Doctrina de Addai, un texto siríaco de los siglos IV o V que nos dice que Abgaro habría enviado un pintor como emisario, que al regresar traería consigo un retrato de Jesús dibujado por él17. Otros escritos posteriores desarrollando la misma leyenda la mencionan ya no como un retrato, sino como una imagen de origen sobrenatural18.
Evidentemente no podemos esperar encontrar en esto un relato histórico, si no, como lo he denominado en varias ocasiones, meras leyendas. No obstante, parece que esas leyendas sí que tienen base en una imagen real que se encontraba en la ciudad de Edesa, aunque le atribuyan un origen falso. En cualquier caso, debió existir una imagen asociada a dicha leyenda desde, como mínimo, el 723, cuando existía una Iglesia diseñada para albergarla19, y probablemente desde mucho antes. Posteriormente, en el año 944, un intercambio de prisioneros lleva la imagen a Constantinopla, y con este traslado comenzamos a tener nuestros primeros testimonios de primera mano sobre ella20.
De acuerdo con Wilson y sus defensores, sería en el año 1204 cuando, con la invasión de Constantinopla por parte de los cruzados, uno de estos la habría robado y sacado de la ciudad21. Según Wilson, esta habría ido a parar a la Orden de los Caballeros Templarios, algo que sabría por los testimonios que estos habrían dejado un siglo después cuando fueron apresados por Felipe IV de Francia22. Un miembro de los templarios, ejecutado en 1314, era Godofredo de Charnay, cuyo nombre guarda gran similitud con el de Godofredo de Charny, de quien hablamos por ser fundador de la colegiata en la que se encontraba la Sábana Santa, y de esa similitud cree Wilson poder deducir un parentesco entre ellos desconocido para la historia, y de dicho parentesco deduce que el Mandylion le habría sido legado de alguna forma al Godofredo de la colegiata23.
Aunque entre los sindonólogos suele haber acuerdo en que el Mandylion salió de Constantinopla en 1204, no hay acuerdo entre ellos en cuanto a cuál fue exactamente su destino antes de transformarse en la Sábana Santa, sino que más bien al contrario, las hipótesis que ofrecen son muy numerosas24. Por los motivos ya explicados, es pertinente explicar la hipótesis defendida por el presidente del Centro Español de Sindonología, no suscribe la tesis de Wilson en esta parte.
Jorge Manuel opina que el Mandylion no debió ser adquirido por los templarios, sino por Otón de la Roche, duque de Atenas que habría participado en la cuarta cruzada. Esta hipótesis la basa en parte en que cree que la imagen pasó por Atenas25, pero también en otras evidencias más directas, como son un texto del siglo XVII en el que se dice que los cruzados concedieron a Otón "La más bella de las reliquias que había en Constantinopla”, y sobre todo un acta de donación del año 1208 al arzobispado de Besançon de un santo sudario. No solo eso, sino que dejó una copia de la que sobreviven multitud de grabados, y estos son iguales a la Sábana Santa, lo que confirmaría que el Mandylion es efectivamente la Sábana Santa. Una vez se asocia el Mandylion con Otón, es fácil pensar cómo llegaría a Lirey, ya que Otón sería el tatarabuelo de la esposa de Godofredo26.
Revisemos estas ideas en detalle y, sobre todo, por qué creo que fracasan.
Su destino
Comencemos con la hipótesis de Wilson sobre el viaje que la imagen de Edesa habría emprendido desde 1204: que los templarios robaron la imagen de Edesa, y que esta llegó a Godofredo de Charny por Godofredo de Charnay. Para lo primero, Wilson se basa en ciertos testimonios de los templarios durante el proceso inquisitorial en los que se habla de un objeto al que idolatraban, pero el problema es que dichos testimonios no parecen describir nada parecido al Mandylion ni a la Sábana Santa, sino más bien a bustos o pinturas de algún demonio y que probablemente ni siquiera habrían existido.
Las descripciones que aporta Wilson no dicen mucho más que que se trataba de una cabeza, que tenía barba, que tenía “una mirada feroz” (lo que creo que me basta para descartar la Sábana Santa), y que les inspiraba terror, diciendo uno de ellos que la cabeza era “la cara de un demonio”27. Si vamos más allá, veremos que todos los testimonios son contradictorios: ora es una cabeza de plata ora de madera, ora de carne, ora un dibujo de una cabeza en un madero, ora una estatuilla de un niño, ora una cabeza con cuatro patas, ora son tres cabezas unidas, ora dos caras con dos cuernos, ora el demonio Baphomet... Atendiendo a los testimonios, uno debe pensar que si todos dicen la verdad el ídolo sí que debía ser sobrenatural, pero por su capacidad para cambiar de forma a voluntad. La única constante parece ser el carácter demoníaco de la misma (salvo por Jean de la Tour, que habla de la imagen de un santo), algo que desde luego no esperaríamos ver asociado con Jesús28.
Lo cierto es que, como dije, lo más probable es que tales ídolos no existieran, sino que no fuera más que una invención para justificar la existencia de un culto dentro de la Órden por el que poder castigarles. Incluso aunque la mayoría confesasen su existencia, muy pocos de ellos dieron algún tipo de descripción, y entre los que lo hicieron ya vemos que hubo multitud de contradicciones, e incluso algunos de ellos se retractaron tiempo después, signo de que si en primera instancia dijeron otra cosa no fue por otro motivo que las torturas a las que fueron sometidos para que dijesen lo que los inquisidores querían escuchar29. De otro modo, los inquisidores habrían encontrado ese busto (o esa Sábana) en el momento en el que detuvieron a los templarios, ya que esa fue una operación que no les dejó margen alguno de reacción30.
¿Y el caso de Otón de la Roche? Sobre este parecía haber evidencia muy contundente, pero el problema es que esta es falsificada. El problema es que los documentos en los que se basa parecen ser falsificaciones y manipulaciones de un pseudohistoriador de comienzos del siglo XVIII, Pierre-Joseph Dunod31. Recordemos que el documento más importante que citaba Jorge Manuel era un acta de donación de un santo sudario que, dice, involucraba a Poncio de la Roche; pues aquí la falsificación es evidente porque Poncio de la Roche llevaba muerto desde 120332. Cierto es que hay muchos grabados de un lienzo que parece ser la Sábana Santa, pero eso es porque se trata de una copia de la Sábana Santa que existió en Besançon en el siglo XVI y XVII, hasta que fue destruida por entenderse una falsificación33.
Pero es que además, aunque Otón de la Roche se hubiese hecho con el Mandylion, esto no explicaría de ninguna forma como habría llegado a Godofredo, porque es falso que su esposa fuera la tataranieta de Otón. Este es un mito cuyo origen está en un historiador del siglo XVII que supo de un matrimonio de Enrique I de Vergy, bisabuelo de Juana de Vergy, con una tal Isabel, y pensó que podría ser Isabel de Ray, nieta de Otón, pero hoy sabemos que en realidad se casó con Isabel de Chalon34. No existe parentesco alguno entre Otón de la Roche y Juana de Vergy.
La realidad es que si seguimos el viaje del Mandylion, ni la Órden de los Templarios ni Atenas parece haber sido su destino tras Constantinopla, sino la Santa Capilla de París, transferencia ocurrida desde la Iglesia de Santa María de Pharos (donde estaba desde siglos antes de la cruzada35) en junio de 1247, que ha quedado documentada36. Ahí permaneció hasta la revolución francesa, primero moviéndose a Saint-Dennis en 1791, y finalmente desapareciendo junto con muchísimas otras reliquias en 179337. A no ser que tuviese el don de la bilocación, el Mandylion no pudo ser la Sábana Santa.
Su descripción
Alguno podría pensar “bueno, tal vez los registros históricos nos digan que el Mandylion no acabó en Lirey, pero es posible que en algún punto haya habido alguna confusión y realmente hubiese acabado ahí de una forma desconocida”, pero se equivocaría. La Imagen de Edesa no puede ser la Sábana Santa no solo porque haya seguido distintos caminos, sino porque sus descripciones no tienen nada que ver.
La Sábana Santa pretende ser la mortaja de Jesús, recogiendo la figura de su cuerpo entero por ambos lados en unos tonos ocre no muy fácilmente distinguibles del fondo, y con aparentes manchas de sangre repartidas por la figura, y concretamente en la cabeza; el Mandylion, por su parte, es una toalla con la cara de Jesús vivo, sin heridas ni manchas de sangre, con los ojos abiertos y con los colores normales en un retrato. No hay una justificación satisfactoria para estas diferencias.
El tetradiplón
La descripción del Mandylion como un retrato únicamente de su cara es un problema del que los sindonólogos son conscientes, por eso han planteado una solución más o menos ingeniosa: que estaba doblada y colocada en un relicario de tal forma que solo su cara quedaba visible. El origen de esta idea está en el uso de un término griego para describirla, tetradiplón, cuyo significado no está claro porque no aparece en ningún lugar de la literatura griega más que para referirse a esta tela, pero que se puede entender por su etimología como “doblado en cuatro”, o "doblado cuatro veces" (tetra=cuatro, diplon=doble o doblado)38.
¿Es este el motivo por el que se usó ese término? este término solo se usa en tres textos, todos ellos versiones de la ya mencionada leyenda de Abgaro, siendo los dos últimos dependientes del primero: los Hechos de Tadeo, el Synaxarium ecclesiae Constantinopolitanum, y el Synopsis historion39. Si los leemos40, veremos que lo que se nos dice está completamente en desacuerdo con esta hipótesis.
Lo que se nos dice en los Hechos de Tadeo es que Abgaro envió a Jerusalén un pintor, Ananías, para que trajera de vuelta un dibujo de Jesús, pero este era incapaz de dibujarle. En determinado momento, Jesús le pide que le deje lavarse y este le da una toalla, el famoso tetradiplón, en la que Jesús deja su cara impresa. El objeto del que se habla no es doblado después dejando solo la cara a la vista, sino que el momento en el que aparece doblado es previo, cuando se le da a Jesús. La escena que se nos transmite no tiene nada que ver con la forma en la que se doblase para guardarlo en un relicario siglos después, y tratar de relacionarlo es simplemente manipular lo que nos dice.
Algunos sindonólogos41 van más allá para afirmar que no solo el uso de la palabra tetradiplón les puede servir como prueba para la hipótesis del relicario, sino que en la misma historia nos encontramos con que Jesús no solo imprime su cara en la toalla que se le ofrece, sino todo su cuerpo, probando que el autor conocía lo que se ocultaba tras las dobleces. Dicen que, si bien el significado habitual del término traducido como "cara" es justamente ese, existe la posibilidad de traducirlo como "la apariencia" de la persona, y que con eso se podrían referir a todo el cuerpo. Esta posibilidad la cree probada por el hecho de que la misión con la que el rey Abgaro llevó a Ananías a Jerusalén era dibujar no solo la cara de Jesús, sino todo él.
Dejemos a un lado el análisis lingüístico, ¿de verdad es verosímil lo que se nos está diciendo? Donde solo pone “Pidió lavarse, se le dio una toalla y, tras lavarse, se secó con ella. Y su imagen quedó impresa en el lino” ¿debemos asumir que lo que se nos intenta transmitir es que Jesús se dio un baño, que luego Ananías le dio una toalla de más de 4 metros, que Jesús se la tiró por encima intentando apoyar el punto medio de esta sobre su cabeza para envolverse como si fuera una carpa, y que empezó a frotarse con ella intentando que no se le caiga y sin preocuparse porque los bordes se estuvieran manchando con el suelo? ¿o tal vez la dejó tirada en el suelo, se envolvió con ella y empezó a revolcarse desnudo en ella como un puerco en una pocilga? Los escenarios que tenemos que plantear para adaptarnos a esa traducción no solo son absurdos, son patéticos.
Entonces, ¿por qué se menciona ese término tan extraño? tal vez sea simplemente porque, al imaginar la escena, el autor visualizase una toalla doblada en cuatro. No veo nada extraño en esta hipótesis tan simple, yo mismo tengo toallas dobladas en cuatro en el baño de mi casa, y estoy seguro de que ya en la antigüedad sabrían de esta tecnología para almacenar objetos textiles. O tal vez haya algún motivo más, no lo sé42, pero lo que tengo claro es que de esas menciones es imposible deducir lo que pretenden deducir.
Menciones al cuerpo entero
Aunque todas las pinturas del Mandylion, que no son pocas, incluyen tan solo la cara, los sindonólogos creen poder encontrar algunas referencias escritas que avalan la idea de que fuera una imagen del cuerpo entero. Pero, como en el caso de los Hechos de Tadeo, estas lecturas suelen presentar graves problemas.
En total, las que les he visto mencionadas son once:
Andreas, arzobispo de Creta, en su De sanctarum imaginum veneratione, donde habría descrito el Mandylion, según Jorge Manuel Rodríguez “como una imagen sobre un trapo, una impronta de su cuerpo que, sin embargo, no se había hecho usando colores”43
El problema en este caso parece ser la traducción. La primera vez que me encontré esta cita después de leerla a Jorge Manuel, fue en la obra de Guscin, alguien bastante afín a las ideas de los sindonólogos44, quien sin embargo traducía este pasaje como "the sacred image (...) which is an imprint of his bodily form and owes nothing at all to work with paint"45 es decir, no habla de una impronta de su cuerpo, sino de su forma corporal, refiriéndose de esta forma al aspecto del Dios encarnado que es Jesús, frente al Dios sin cuerpo que sería de no ser por la encarnación.
Nicolotti traduce del mismo modo la parte que nos atiene, haciéndose eco de un autor que intenta traducirlo en modo similar a Jorge Manuel, pero lo despacha señalando que la expresión usada por Andreas de Creta no se refiere de ningún modo al cuerpo entero46. Si buscamos algo más imparcial, podemos acudir a ChatGPT y encontraremos que su traducción es similar a la de Nicolotti y Guscin47.
Ordericus Vitalis, en su obra Historia Ecclesiastica, parece hacer una mención a “la forma y las proporciones corporales del Señor” en la imagen de Edesa.
El problema es similar al de Andreas de Creta, de lo que se está hablando en realidad es de la apariencia corporal, no del cuerpo. La mención a las proporciones es en realidad al volumen, diciendo que la impresión milagrosa permitía ver la tridimensionalidad de la cara de Jesús.
Alguno podría pensar que esta traducción parece forzada, pero para saber que no es así solo hace falta ver el contexto que la rodea, y es que lo que dice es que la imagen de Jesús quedó impresa por haberse limpiado en ella el sudor de su cara. Si lo que se limpió fue tan solo la cara ¿cómo va a decirnos que así dejó la imagen de todo el cuerpo?48
Jorge el Monje “Existe en la ciudad de Edesa la Imagen de Cristo no hecha por mano, que opera maravillas asombrosas. El Señor mismo, después de haber impreso en un soudarion el aspecto de su misma forma, mandó la imagen que conserva la fisonomía de su forma humana, por el intermediario Tadeo Apóstol, a Abgaro, toparca de la ciudad de los edesanos y curó su enfermedad”49
Jorge el Secretario “iluminó a todos los habitantes con sus palabras y sus hechos. La ciudad entera lo venera hasta hoy; veneran también la fisonomía del Señor”50
La leyenda de San Alejo “La imagen akiropita de la fisonomía de nuestro Maestro, el Señor Jesucristo”51
Estas tres las ofrece Jorge Manuel para argumentar se usaba el término “fisionomía” para describir el contenido del Mandylion, diciendo que esto implica que la imagen no era solo del rostro, pero ¿qué quiere decir “fisionomía” exactamente? ¿de verdad implica la existencia de una imagen de todo el cuerpo?
Si acudo al diccionario de la RAE, la primera definición que da es “Aspecto particular del rostro de una persona.” y la segunda “Aspecto exterior de las cosas.”52. La primera de estas definiciones contradice directamente lo que busca decir Jorge Manuel, y la segunda simplemente no lo apoya. Es posible que Jorge Manuel esté haciendo un calco de la traducción que haya hecho la obra que cita como referencia (a la que no he podido acceder), que está en francés, y por tanto el término sería physionomie, pero es que este término también parece implicar una imagen tan solo del rostro53.
¿Puede ser que el griego original sí que implique una imagen del cuerpo completo, y el problema sea una traducción que usa los términos de forma un tanto laxa? No lo parece. Buscando un poco, he logrado encontrar el texto de Jorge el secretario al que se refieren, en el que la palabra que usa es χαρακτήρα54. Cuando busco ese término en diccionarios de griego me encuentro varias definiciones, siendo la que más concuerda con el contexto es la de impresión o imagen, o también la de "rasgos de la cara" que encajaría con la traducción de fisionomía, pero lo que no encuentro es ninguna que hable del cuerpo55. Acudiendo a una traducción del texto de Jorge al inglés, me encuentro con que lo traducen justamente como imagen56.
En el caso de Jorge el monje, el término usado es el mismo, χαρακτήρα57, y por tanto se aplica exactamente lo mismo que acabo de decir. No he encontrado la cita de la leyenda de San Alejo, pero dada esta coincidencia, asumo que ocurrirá lo mismo.
Independientemente de cuál sea la traducción correcta del griego de estos pasajes, parece que el problema ni siquiera está ahí, sino en la interpretación que hace Jorge Manuel de su traducción de la traducción.
Un sermón anónimo del siglo X o XI, que contiene una versión de la leyenda de Abgaro en la que Jesús afirma que le dará una imagen no solo de su cara, sino de su cuerpo entero. Se menciona también que esa imagen está ahora en Edesa, y que su aspecto va mutando milagrosamente con el paso de las horas, pasando por las distintas edades de Jesús (la infancia, la adolescencia y la adultez)58.
Gervasio de Tilbury, autor del siglo XIII que se hace eco de la historia anterior59.
Otra reproducción de esta versión de la leyenda por parte del papa Esteban III, en el siglo VIII60.
La clave en este caso reside en el tercero de los puntos, lo que dijo y lo que no dijo Esteban III. Aunque Jorge Manuel y Dietz no lo mencionan (no así Wilson que, con sus sesgos, es un autor algo más honesto), la realidad es que sabemos con certeza que la cita de Esteban III mencionando la imagen de cuerpo entero de Jesús no es más que una interpolación, y justamente ahí encontramos el origen de esta variación de la leyenda, en una mutación de un sermón del Papa que luego se ha ido repitiendo, cada vez con sus pequeñas variaciones y añadidos61. Esto es algo que ya sabemos que era muy habitual cuando para la transmisión de historias teníamos que confiar en la oralidad o en los escribas.
En caso contrario, si queremos pensar que realmente esto viene realmente de testimonios de la reliquia ¿debemos pensar también que en aquella época era una obra mutable? ¿que los testigos nos están contando cómo observó el cuerpo de un bebé por la mañana, el de un adolescente por la tarde y el de un adulto por la noche, en la misma tela que hoy tenemos en Turín? ¿Y por qué ha dejado de hacer eso? No, evidentemente no debemos darle ninguna credibilidad62.
Durante unas revueltas en 1201, Nicolás Mesarites, el responsable de la colección de reliquias de la Iglesia de Pharos, se habría visto obligado a defenderlas. En el proceso, habría mencionado “la sábana mortuoria de Cristo: esta es de lino, de material barato y fácil de obtener, aún huele su fragancia a mirra, desafiando la descomposición, porque envolvió el misterioso cuerpo muerto desnudo después de la Pasión”63
El problema aquí es que Mesarites no está hablando del Mandylion. La sábana que menciona, que ni siquiera dice que contenga imagen alguna, y que ni siquiera es la única que menciona en la lista de reliquias, la menciona antes de hablar explícitamente del Mandylion64.
Creo que este ejemplo revela bastante bien el problema subyacente a casi todos los razonamientos de los sindonólogos. Incluso aislando la cita del contexto que prueba que está hablando de otra reliquia, no hay en ella nada que nos lleve a pensar que está hablando de la Sábana Santa, ni mucho menos del Mandylion. Si eso es lo que ven, es sencillamente porque eso es lo que quieren ver.
Dos años después de las revueltas que acabamos de mencionar, Robert de Clari escribe sobre la cuarta cruzada, en la que participó, y nos dice “había otra de las iglesias a la que llamaban Nuestra Señora Santa María de Blachernae, donde se guardaba la sábana en la que había sido envuelto Nuestro Señor, que se levantaba recta todos los viernes para que la figura de Nuestro Señor pudiera ser claramente vista allí”
De nuevo, el primer problema es que Robert de Clari simplemente no está hablando del Mandylion. No da ninguna indicación de que sea así, y nos dice que habla de una sábana que se encontraba en una Iglesia distinta a la de Pharos, que es donde se encontraba el Mandylion en aquella época.
Lo que nos cuenta Robert de Clari podría ni siquiera ser testimonio de una supuesta tela mortuoria de Jesús. Ya que este no la vio directamente y no tenemos más constancia de una reliquia de ese tipo en esa localización, puede especularse que esto no fuera más que el fruto de una confusión con lo que oyó de otro tipo de reliquia, como un vestido de María que sí sabemos que se encontraba en ese lugar65.
Un discurso de Constantino Estilbes, clérigo con el título de “didáscalo del apóstol”, que en un discurso sobre la leyenda de Abgaro, en la que añade un azulejo en el que se había copiado la misma imagen a la imagen de Edesa, cuenta “Vio las imágenes acercándosele desde lejos, devolviendo la suave primavera de la juventud a su cuerpo. Pensó que estaba viendo una visión celestial, como si en el sólido azulejo estuviera observando el rostro de Dios, o si fueras a profundizar en el asunto, la espalda de Dios, la forma humana que asumió en los últimos tiempos después de hacerse carne, una forma de un tiempo posterior. Creía que era el propio Jesús quien venía, todo el hombre divino llegando a través de los símbolos, o que se le había dado a maravillarse de las dos naturalezas a través del azulejo de arcilla y la tela transparente finamente tejida.”66
La primera pregunta es evidente ¿donde se dice aquí que el Mandylion, o el azulejo en el que estaba copiado, contuvieran una imagen de cuerpo entero? El único lugar en el que puedo encontrar algo parecido es en la alusión a la espalda de Dios pero ¿a qué se refiere con eso?
La parte pertinente es “Pensó que estaba viendo una visión celestial, como si en el sólido azulejo estuviera observando el rostro de Dios, o si fueras a profundizar en el asunto, la espalda de Dios” ¿quiere decir esto que, al ver el azulejo, si uno se empezaba a concentrar en la cara, empezaría a ver la espalda? ¿qué sentido tiene eso? Parece que, sea cuál sea el significado, no es literal. Nicolotti da la pista necesaria, este lenguaje, que no se refiere tanto a la espalda física sino al anverso y al reverso de Jesús, era una forma poética de hablar de sus naturalezas humana y divina que encontramos en multitud de padres de la Iglesia67. Esto encaja a la perfección con la continuación de la cita "la espalda de Dios, la forma humana que asumió en los últimos tiempos después de hacerse carne”
La justificación de Guscin es que, si bien el lenguaje usado es poético “al mismo tiempo es interesante que, de nuevo, aparezca en la historia una imagen del cuerpo entero” y que si fuera un ejemplo aislado, podríamos descartarlo sin pensarlo mucho, pero que tenemos otros textos de muchos autores de distintas fuentes que describen la imagen como de cuerpo completo. En ese caso mi recomendación sería que trajera a colación esos muchos textos en vez de perder el tiempo con textos como este, que no llevan a ninguna parte.
Y con esto hemos analizado todas las citas que he visto presentar a los que defienden que el Mandylion era una imagen de cuerpo entero. De las once que hemos visto, como mucho podrían considerarse dudosas las dos primeras, las otras nueve es evidente que no apoyan su caso. La pregunta es, incluso aunque seamos generosos y quisiésemos dar por buenas esas dos citas, lo cuál me sigue pareciendo un error ¿qué peso deberíamos darles frente a los testimonios por lo demás unánimes de que hablamos únicamente de la imagen de una cara?
Iconografía y conspiraciones
Hemos discutido sobre cómo la imagen era descrita, pero además de eso contamos con multitud de representaciones gráficas. ¿Por qué todas y cada una de ellas son tan solo de la cara? Si los sindonólogos creen encontrar multitud de menciones del cuerpo de Jesús, será porque creen que en determinados momentos este fue visible, ¿por qué en esos momentos nadie decidió plasmarlo, sino que siguieron dibujando tan solo la cara? Desde mi perspectiva eso parece obvio, porque no había nada más que la cara.
Jorge Manuel Rodríguez dice que el motivo es el tabú que suponía el desnudo68, pero si uno busca representaciones bizantinas de la crucifixión se encontrará en casi todos los casos con Jesuses semidesnudos, con tan solo un taparrabos que no tapa mucho más que lo que tapan las manos en la Sábana Santa. En otros casos, como los dibujos de Adán y Eva, nos encontramos con desnudos completos, normalmente tapando los genitales con las manos69, e incluso tenemos ejemplos de Jesús mismo completamente desnudo70. Pero es que el propio Jorge Manuel Rodríguez atribuye el hecho de que empezase a dibujarse Cristos desnudos a la llegada del Mandylion a Constantinopla71 ¿está diciendo que esta imagen puede provocar que la gente comience a dibujar a Jesús desnudo, pero que estos tendrían demasiado pudor para hacer lo mismo cuando hablamos de replicar dicha imagen? Carece completamente de sentido.
Ian Wilson opina que podemos explicar esto como parte de una conspiración de los bizantinos simplemente para mantener el secreto, simplemente con la intención de mantener la tradición del Mandylion viva72. Esta me parece una excusa peregrina ¿por qué sería más valioso tener la imagen milagrosa de la cara que Jesús le habría mandado a un rey extranjero, que tener la de todo su cuerpo impresa en la tela que le cubría cuando resucitó? No veo ningún motivo para aceptar esta posibilidad si no es que se parte como premisa de aquello que se supone que se intenta demostrar.
A pesar de todo, supongamos que esa idea es correcta, que realmente existió esa conspiración ¿cómo se explican entonces los once testimonios que analicé antes, que los sindonólogos suponen que prueban que la imagen de Edesa era de cuerpo completo? Esta explicación le pone entre la espada y la pared: o bien debe aceptar que tales testimonios no describen realmente lo que él dice que describían, vaciándose completamente de pruebas a favor de su tesis; o bien debe aceptar que tal conspiración no funcionó, y entonces no tiene explicación a por qué no encontramos ni un solo ejemplo de una representación del mandylion de cuerpo entero, de todas las que disponemos en las que hablamos de solo una cara.
Buscando la Sábana en todas partes
Si no puede encontrarse la Sábana Santa directamente en la iconografía del Mandylion, algunos sindonólogos creen que pueden encontrarla de forma indirecta. Ese es el tema de la tesis doctoral de Jorge Manuel Rodríguez Almenar que tanto hemos citado: el supuesto impacto que el Mandylion habría dejado en la historia del arte cristiano, que nos puede llevar a encontrar a la síndone en otras obras que podemos suponer que la habrían tomado como referencia.
Cuando uno se para a ver estos supuestos parecidos, se da cuenta de que estos no existen más que en la mente del que quiere verlos. Para un sindonólogo, toda imagen de Jesús con pelo largo y barba sería claramente una copia de la Sábana Santa, y esto les parece probado al superponer las imágenes o al señalar puntos más o menos aleatorios de ellas. Basta ver unos cuantos ejemplos para notar esto



Esta clase de comparaciones recuerdan fuertemente a quienes, víctimas de la pareidolia, comparan fotografías de algún famoso con las de alguna otra figura muerta para promover las más locas conspiraciones.


En cualquier caso, suspendamos nuestra incredulidad y supongamos que los parecidos sean reales ¿qué prueban exactamente? En relación con lo que estamos discutiendo, absolutamente nada. Si no son casuales, lo intuitivo será pensar que los posteriores copiaron a los anteriores, y en ese caso yo diré que la Sábana Santa tomó como referencia los múltiples retratos anteriores de Jesús.
Sin embargo, uno de los parecidos que saca Jose Manuel pretende salvarse de esta crítica. Hablamos de unas monedas acuñadas bajo el imperio de Justiniano II, en el siglo VII.
Podemos ver que las diferencias con la Sábana Santa son evidentes, a pesar del poco detalle de la moneda: la nariz es más ancha, los labios más gruesos, la cara más redondeada, el bigote más fino, el pelo está recogido… Pero eso no es lo importante, porque al fin y al cabo todas las imágenes señaladas tenían enormes diferencias.
La diferencia entre esta comparación y las anteriores es que señala un parecido que no pudo ser copiado por la Sábana Santa, ya que su origen en esta última es posterior a su creación. Hablamos de esa doblez en el cuello que tiene su paralelo en una arruga de la Sábana Santa, por lo que no pudo ser intencionada. La única explicación posible parecería ser que el que creó la moneda se basó en la Sábana Santa y por eso copió la arruga.
O tal vez haya una explicación más sencilla: que la doblez que se acuñó en la moneda, representa simplemente una doblez en el cuello de la ropa que lleva. Basta hacer una búsqueda de monedas romanas para ver que todas incluían dobleces similares en esa zona. Pongo solo un par de ejemplos para ilustrarlo


Hay otra cosa interesante en este caso, y es el motivo por el que cree Jorge Manuel que esta moneda tenía que ser una copia del Mandylion, que citaré textualmente: “Los emperadores fueron siempre muy escrupulosos con los retratos de las monedas. Por eso, no es posible imaginar que el diseño del rostro de Cristo se hiciera descuidadamente.”73. Siendo así ¿por qué apenas una década después el mismo emperador acuñó una moneda con una cara completamente distinta, con el pelo y la barba rizados y cortos? Pues porque no es cierto que buscase una referencia fija como la del Mandylion en un primer lugar, sino que cada uno representaba a Jesús como se lo permitía la imaginación, imitando vagamente los temas que ve en otros dibujos pero sin tener una verdadera imagen en la que basarse, exactamente igual que hoy74
Conclusión
Al final, uno siempre podrá proponer una conspiración más elaborada y unas circunstancias más extravagantes que las anteriores para intentar cuadrar cualesquiera sean los hechos conocidos con sus ideas, pero en algún momento debe reconocer que lo que hace está injustificado. Poniendo en la balanza todas las pruebas que apuntan en la dirección de que el Mandylion es la Sábana Santa (básicamente ninguna) y las que apuntan en la dirección contraria (básicamente todas), la conclusión no puede ser otra que esta última.
Esto nos lleva a una conclusión bastante contundente: no existe registro histórico alguno de la Sábana Santa antes de su aparición en Lirey en el siglo XIV, de donde las primeras noticias que nos llegan es que se trata de una falsificación, y que el autor de esta lo ha confesado y mostrado cómo lo hizo. Por si solo, el peso de esta evidencia histórica es suficiente para despreciar la Sábana Santa como reliquia, y eso es lo que ocurrió a comienzos del siglo XX cuando un sacerdote católico, Chevalier, dio este debate y salió de él como ganador75.
No obstante, los sindonólogos aún creen tener otros ases bajo la manga. Si la historia no les ayuda, creen que lo harán las demás ciencias, y por ello a partir un curioso descubrimiento del año 1898, y sobre todo mediante un grupo denominado STURP (Shroud of Turin Research Project) en los años 70 del siglo XX, comenzarían una serie de análisis con los que pretendían demostrar no solo que la Sábana Santa es la verdadera imagen de Jesús, sino que su origen solo puede ser milagroso. Para su pesar, las conclusiones reales no pueden ser más distintas, ya que gracias a esos esfuerzos hemos confirmado más allá de toda duda que, efectivamente, la Sábana Santa no es más que una falsificación del siglo XIV. Esto es a lo que dedicaré el próximo artículo.
Podéis encontrar el texto en el latín original en Ulysse Chevalier, Étude critique sur l’origine du st. suaire de Lirey-Chambéry-Turin (París: Alphonse Picard, 1900), app. G; traducido al español por Modesto Hernández Villaescusa, La Sábana Santa de Turín. Estudio científico-históricocrítico (Barcelona: Imprenta de Henrich y Ca., 1903), 265-72; citado en Jorge-Manuel Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa y sus implicaciones histórico-artísticas» (Tesis doctoral, Universidad de Valencia, 2017), 173-76, http://hdl.handle.net/10550/59970.
O al menos a quien él tomaba por papa, ya que en aquel momento era una posición disputada. Hoy la Iglesia no le reconoce como papa, sino a Urbano VI en su lugar.
Si seguís la traducción española que proporcioné en la nota 1, no os encontraréis lo que digo, pero ese parece ser un problema de la traducción. En traducciones de otros idiomas o en obras que discutan este documento, todos coinciden en señalar tal confesión, sin que haya visto la interpretación española ni siquiera como alternativa o como polémica. Véase por ejemplo a Andrea Nicolotti, The Shroud of Turin: The History and Legends of the World’s Most Famous Relic (Waco, Texas: Baylor University Press, 2019), 91.
La traducción española dice “Finalmente, practicada con la debida antelación y escrupulosa diligencia una información sobre esto se descubrió por fin el engaño, el modo como este lienzo había sido pintado artificialmente y aun se probó quién había sido el artista que lo había pintado, siendo por lo tanto compuesto por mano de hombre y no milagrosamente hecho ni adquirido.” donde el latín original dice “Et tandem, solerti diligencia precedente et informacione super hoc facta, finaliter repent fraudem et quomodo pannus ilie artificialiter depictus fuerat, et probatum fuit eciam per artificem qui ilium depinxerat, ipsum humano ope factum, non miraculose confectum vel concessum”. Es decir, traduce “et probatum fruit eciam per articiem qui ilium depinxerat” por “se probó quién había sido el artista”, cuando incluso sin conocimientos de latín, simplemente como hablante de lengua romance, parece claro que lo que está diciendo es que (el fraude) fue probado por el artista .
Otro problema con la traducción lo ofrece Ian Wilson, The Shroud of Turin: The Burial Cloth of Jesus Christ? (Garden City, New York: Doubleday & Company, 1978), 69, que dice que el verbo “depinxerat” puede significar que pintó la obra, que es como lo traduce todo el mundo, pero también puede tener el significado de copiar. Con esto en cuenta, cree que lo que querría decir podría ser que un artista que copió la obra les enseñó el método con el que lo hizo. No he encontrado un autor que suscriba esta traducción ni otro que intente refutarla, pero buscando en diccionarios de latín no encuentro ni uno que incluya copiar entre las acepciones, todos dicen pintar, dibujar, o plasmar una imagen de algún modo, pero en ninguno encontré copiar. Creo que lo que pudo ocurrir es que Ian Wilson tenga en cuenta veces en las que se use para describir a gente copiando otra obra porque, para copiarla, lo que hacen es pintarla, pero sin el contexto que nos dice que hablamos de pintar una copia, parece algo peregrino creer que esa podría ser el significado buscado.
Nicolotti, Shroud, 104-109.Disponemos de muchas más fuentes que nos permiten conocer más detalles sobre los acontecimientos, pero no quiero dedicar tanto espacio a este tema. Para una visión más profunda, véase la obra ya citada, especialmente las páginas 72-111.
Nicolotti, Shroud, 97; Chevalier, Étude critique, app. I y J.
Nicolotti, Shroud, 100-101.
Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa», 145-58.
Nicolotti, Shroud, 96-97.
Nicolotti, Shroud, 78.
El propio Godofredo II, cuando empezó las gestiones para que se le volviera a permitir enseñarla, dijo que estaba oculta porque Henri de Poitiers prohibió enseñarla, aunque no especificó el motivo. Nicolotti, Shroud, 85.
Nicolotti, Shroud, 96-97.
Podéis ver los dos textos, uno junto al otro, en Nicolotti, Shroud, 106-107.
Ulysse Chevalier, Autour des origines du suaire de Lirey; avec documents inédits (París: Alphonse Picard, 1903), 37-39.
Sobre la traducción de esta expresión, Nicolotti, Shroud, 119-120, y en especial la nota 124.
Wilson, The Shroud of Turin, 92-194.
Sobre el desarrollo de esta leyenda, Mark Guscin, The Image of Edessa (Boston: Brill, 2009), 141-64; La primera mención es de Eusebio de Cesarea, Historia Ecclesiastica, I.13.1-22, trad. Argimiro Velasco-Delgado, Historia Eclesiástica (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2008), 53-59.
Guscin, The Image of Edessa, 144-45.
Andrea Nicolotti, From the Mandylion of Edessa to the Shroud of Turin: The Metamorphosis and Manipulation of a Legend (Boston: Brill, 2014), 12-17.
Nicolotti, Mandylion, 18.
La primera de ellas sería la Narratio de imagine Edessana, cuyo texto podéis encontrar tanto en el griego original como traducido en inglés, y con sus variantes textuales, en Guscin, The Image of Edessa, 7-69. El propio texto atribuye su autoría al emperador Constantino VII, y aunque esa atribución es dudosa, sí que se piensa que tiene origen en alguien presente cuando la imagen llegó a Constantinopla, véase las páginas 154-157 de la misma obra, o para una visión algo distinta, Nicolotti, Mandylion, 66-68.
Wilson, The Shroud of Turin, 148-53.
Wilson, The Shroud of Turin, 153-65.
Wilson, The Shroud of Turin, 165-83. En esas páginas Wilson deja volar completamente su imaginación, llegando a especular sin la más mínima base con que Godofredo de Charny pretendía en secreto usar la Sábana Santa para volver a fundar la Orden de los Templarios.
César Barta Gil, «Hipótesis para el vacío histórico de Constantinopla a Lirey», Linteum 36 (2006): 25-33, cita y da un resumen de 9 de ellas.
Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa», 135-37.
Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa», 141-44.
Wilson, The Shroud of Turin, 154-56.
Una recopilación de los testimonios en Andrea Nicolotti, «L’idolo/statua dei Templari: dall’accusa di idolatria al mito del Bafometto», en Statue:Rituali,scienza e magia dallaTarda Antichitàal Rinascimento, ed. Luigi Canetti (Firenze: SISMEL—Edizioni del Galluzzo, 2017), 279-91. Esto incluye no solo descripciones del ídolo, sino también de supuestos rituales a su alrededor, como el besar el ano de un gato (según unos negro, según otros blanco), o la aparición de mujeres.
Para más detalle sobre este tema, Nicolotti, «L’idolo», 277-333.
Malcolm Barber, «The Templars and the Turin Shroud», The Catholic Historical Review 68, n.o 2 (1982): 210-12.
Nicolotti, Shroud, 229.
Ídem
Nicolotti, Shroud, 221-31, 388-91.
Andrea Nicolotti, I Templari e la Sindone: Storia di un falso (Roma: Salerno Editrice, 2015), cap. IV.6: La genealogia dei De la Roche.
Nicolotti, Mandylion, 99-105
Nicolotti, Mandylion, 188-94
Nicolotti, Mandylion, 194-202
Wilson, The Shroud of Turin, 99-101, fue el primero hasta donde tengo noticia en sacar esta hipótesis, que se le ocurrió tras leer una nota a pie de página de una edición de los Hechos de Tadeo en la que se menciona que, lo que aparecía traducido simplemente como toalla, contenía el término del que hablamos y que este podía entenderse de esa forma.
Al menos esta lista es la que da Karlheinz Dietz, «Some hypotheses concerning the early history of the Turin Shroud», Sindon Nuova Serie 16 (2001): 11-14. Si existe otro documento en el que se mencione, yo lo desconozco.
Hay una traducción al inglés completa de los Hechos de Tadeo disponible en Alexander Roberts y James Donaldson, The Ante-Nicene fathers. translations of the writings of the fathers down to A.D. 325., vol. VIII (Nueva York: Charles Scribner’s Sons, 1916), 558-59. La parte que nos interesa está traducida también por Nicolotti, Mandylion, 30.
Por ejemplo, Dietz, «Some hypotheses», 19-25 cuyos razonamientos son suscritos en su totalidad por Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa», 103.
Por ejemplo, Nicolotti, Mandylion, 47 pone en boca de Robert Dutra la idea de que podría haberse hablado de tetradyplon para justificar que hubiera varias unidades de esta imagen en circulación. No me parece una idea descabellada.
Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa», 105.
Guscin es miembro de la Sociedad Británica para la Síndone de Turín, y es el sucesor de Ian Wilson como editor de su revista, Nicolotti, Mandylion, 187. En varias ocasiones he citado ya una de sus obras, The Image of Edessa, y quien la lea verá que, si bien en ningún momento la menciona explícitamente, muchos de sus razonamientos parecen encaminados a identificar el Mandylion con la Sábana Santa. No diré que presente un sesgo sindonológico que le impida tener una obra de valor, pero sí digo que desde luego lo que no presenta es un sesgo que le pueda llevar a manipular (consciente o inconscientemente) traducciones para evitar la asociación entre el Mandylion y la Síndone.
Guscin, The Image of Edessa, 205
Nicolotti, Mandylion, 27-28
Mi prompt, usando GPT-4 fue
“Translate this to english
πρῶτ τον μὲν τὴν Αὐγάρῳ τῷ τοπάρχω πεμφθεῖσαν ἐν ῥάκει σεβασμίαν εἰκόνα τοῦ Κυρίου ἡμῶν Ἰησοῦ Χριστοῦ , ἐκμαγεῖον οὗταν τοῦ σωματικοῦ αὐτοῦ χα- ρακτῆρος , καὶ μηδὲν ἀποδέουσαν τῆς ἐκ τῶν χρωμά των γραφῆς”
A lo que la respuesta de ChatGPT fue
"First, the revered image of our Lord Jesus Christ, sent to Augarus the tetrarch, in a cloth, a representation of his bodily form, and not lacking any of the colors of the painting.”
La pregunta la formulé en inglés porque, al haber sido entrenado con más material en inglés que en ningún otro idioma, siempre es más probable que obtengas respuestas más satisfactorias.
Es cierto que uno nunca debe usar ChatGPT para buscar información, o al menos no usarlo como fuente, y esto es algo en lo que he insistido mucho desde su popularización. Sin embargo, si en algo es bueno un modelo de lenguaje como este, es justamente en entender el lenguaje, y eso es lo que le estoy pidiendo.
Nicolotti, Mandylion, 126-127
Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa»,106
Ídem
Ídem
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.6 en línea]. https://dle.rae.es/fisonom%C3%ADa#7qfLgkU, consultado el 09/05/2023
1. Ensemble des traits du visage ayant un caractère particulier et exprimant la personnalité, l'humeur : Une physionomie renfrognée.
Synonymes :
https://www.larousse.fr/dictionnaires/francais/physionomie/60621#:~:text=%EE%A0%AC%20physionomie&text=1.,'humeur%20%3A%20Une%20physionomie%20renfrogn%C3%A9e.
Georgii Syncelli, Ecloga Chronographica, ed. Alden A. Mosshamer (Leipzig: BSB B.G. Teubner Verlagsgesellschaft, 1984), 400.
En https://logeion.uchicago.edu/%CF%87%CE%B1%CF%81%CE%B1%CE%BA%CF%84%CE%AE%CF%81 podéis encontrar referencias a distintos diccionarios, ninguno recoge en ninguna de sus acepciones una referencia al cuerpo.
George Synkellos, The Chronography of George Synkellos, trad. Paul Tuffin y William Adler (Londres: Oxford University Press, 2002), 478.
Georgii Monachi, Chronicon, ed. Peter Wirth, vol. II (Stuttgart: B.G. Teubner, 1978), 740.
Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa», 103-4; Dietz, «Some hypotheses», 25-30; Wilson, The Shroud of Turin, 136; Guscin, The Image of Edessa, 207-8.
Wilson, The Shroud of Turin, 136; Dietz, «Some hypotheses», 25-30; Guscin, The Image of Edessa, 206-7.
Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa», 275, también hace mención a Gervasio de Tilbury, pero su cita es distinta a la de los demás, y todavía de menos valor. Presenta lo escrito por Gervasio como un testimonio de primera mano cuando en ningún momento dice eso, sino que dice que su información la toma de un texto que llama “las gestas del salvador” y que probablemente sea el sermón del que acabamos de hablar; para colmo, la cita que toma de Gervasio ni siquiera habla del Mandylion, sino que se refiere a otra reliquia de la que habla después del Mandylion, la imagen de Lucca, y es suficientemente explícito en la distinción como para que la confusión sea imposible. Podéis comprobar que es como digo en ambos casos en Gervasio de Tilbury, Ottia Imperialia: Recreation for an Emperor, trad. S.E. Banks y J.W. Bins (Clarendon Press, 2002), 594-95 y 598-99.
Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa», 104-5; Wilson, The Shroud of Turin, 135; Dietz, «Some hypotheses», 25-30.
Nicolotti, Mandylion, 112-15.
Nicolotti, Mandylion, 115-119 critica algunas explicaciones que los sindonólogos han intentado dar a esto.
Wilson, The Shroud of Turin, 144.
Nicolotti, Mandylion, 108
Nicolotti, Mandylion, 43-50.
Guscin, The Image of Edessa, 208-9.
Nicolotti, Mandylion, 105, nota 45.
Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa», 204-5.
Un tratamiento en detalle de este tema en Vasiliki V. Mavroska, «Adam and Eve in the Western and Byzantine Art of the Middle Ages» (Fráncfort, Johann Wolfgang Goethe-Universität Frankfurt am Main, 2009), https://core.ac.uk/download/pdf/14519983.pdf.
Mavroska, «Adam and Eve in the Western and Byzantine Art of the Middle Ages», fig. 102.
Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa», 272-76.
Wilson, The Shroud of Turin, 140.
Rodríguez Almenar, «La Sábana Santa», 230.
Nicolotti, Mandylion, 181-182
La historia de este debate en Nicolotti, Shroud, 260-78.
No imaginaba que el tema daría para tanto texto (y lo que quede). Respecto a qué argumentos más dan para justificar sus creencias, además de las Vías (y el posterior razonamiento de "y a partir de esto justifico mi Dios y sólo mi Dios") no se me ocurre ninguno ahora mismo.